¿Conoces a Joe Black?
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¿Conoces a Joe Black?
x Apodo x
Joe Black, Joseph Black, el can del infierno (Y su traducción en diferentes idiomas)
x Nombre real x
Barghest
x Edad x
En su cuerpo humano, 19 años. Realmente desconoce su edad, pero lleva varios siglos.
x Empleo x
Estudiante de medicina
x Raza x
Shinigami
x Sexo x
Hombre
x Tendencia sexual x
Heterosexual
x Descripción Física x
Apariencia humana
Su altura alcanza el metro setenta y ocho, siendo un muchacho de musculatura trabajada, sin llegar a un exceso. Su cabello color negro le cae lacio hasta la nuca, un tanto más largo por detrás, donde casi le roza los hombros y varios mechones de cabello le cubren la frente y parte del rostro; varias veces su ojo izquierdo se ve completamente cubierto por su cabello. Su tez pálida da contraste a sus ojos gris oscuro de mirada analítica y curiosa. Quienes lo han visto sonreir, aseguran que sus colmillos son un tanto más desarrollados de lo normal, pero ese suceso no es normal que suceda, ya que solo brinda medianas sonrisas a labios apretados. Gusta de vestir ropa holgada como playeras sueltas, sudaderas y jeans, jamás saliendo de los colores negro, gris o blanco. Suele mantener su rostro en las sombras colocándose la capucha de la sudadera que esté vistiendo.
Apariencia Shinigami
Los seres humanos suelen imaginarse a los shinigamis como monstruos horripilantes, esqueletos, o hasta similares a cualquier persona que pueda uno ver deambulando las calles. Lo cierto es que existen de todos los colores y formas. En este caso en particular, se trata de un shinigami con apariencia animal, más específicamente un lobo de pelaje negro y ojos rojos brillantes. Podría confundirse sencillamente con un lobo común y corriente, si no fuese por su aura espectral y el hecho de que puede hablar no mediante su boca, sino más bien telepáticamente, eligiéndo él quien puede o no oírlo.
x Descripción Psicológica x
ParaBarghest Joe, al no conocer nada sobre el mundo humano, todo es un estímulo. Cualquier objeto o situación despierta enormemente su curiosidad, queriendo investigar a fondo los por qués y los comos de todo lo que lo rodea. Es por esa misma falta de conocimientos, que en ciertas ocasiones alguien podría verlo como un ingenuo, o hasta un completo idiota, pero es que lo que para todos es un saber común como podría ser el olor de una rosa, o el calor del sol, para él es información desconocida.
Solo en ese aspecto podría asemejárselo con un niño, ya que carece por completo de actitudes infantiles o aniñadas. Suele ser serio y callado, limitándose a hablar solo cuando quiere la respuesta a algo. Del otro lado de la puerta al mundo humano, los shinigami no tienen la posibilidad de experimentar los sentimientos, y por eso mismo poco saben de ellos. Pues son por excelencia una de las cosas más difíciles de explicar si jamás lo has sentido. Los shinigamis entre sí solo compiten por la recolección de almas, y rara vez se relacionan. Dicho esto, no conoce la amistad o la simpatía, ni mucho menos el amor, sentimiento por el cual está intrigado sobre todo.
Tiene problemas para relacionarse, por todo aquello mencionado anteriormente. Cualquier tipo de contacto con un humano inicia en él un proceso mental de reconocimiento de la situación, y pasos a seguir que para cualquiera sería algo automático, como saber por ejemplo la diferencia entre un golpe amistoso en el hombro y uno violento con la finalidad de hacer daño, o lo que las diferentes formas de expresarnos pueden hacer a la diferencia en una conversación. Es necesario tenerle paciencia en ese sentido, ya que hasta que se acostumbre a responder correctamente a cada situación, podría dar una respuesta agresiva a un regalo que en verdad le gustó, o ponerse a hablar en plena función de cine. Para su fortuna, es inteligente y aprende rápido, y su extrema fascinación por entender todo es lo que lo motiva a no rendirse.
Al relacionarse, comprende que su carácter es un tanto tosco, y hasta primitivo, pues tiene poco tacto y gruñe en cuanto algo no le agrada y en general le agradan pocas cosas. Que sea curioso no significa que sea efusivo al respecto, sino más bien que desde su silencio observará todo e intentará resolverlo por su cuenta, preguntando solo cuando no encuentra una solución o se cree convencido de que sus suposiciones son ciertas.
Tiene un carácter altanero en cuanto a los seres humanos y otras criaturas se trata, pues considera que como es él quien captura sus almas luego de muertos, son seres inferiores. Es mandón, y suele dar ordenes y exigir cosas, como si todos a su alrededor estuviesen allí para complacerlo y debiesen de temer que él capturara sus almas sin que fuera su hora de partir.
Dado que jamás se ha relacionado demasiado con nadie desde su estadía en el mundo humano, no le ha tomado cariño a nadie ni mucho menos se ha enamorado, y hasta él mismo se sorprendería de saber que cuando lo haga, se convertirá en alguien celoso, y algo posesivo, que querrá aprender a demostrar cariño solo para aquella que sepa conquistarlo.
x Gustos x
Aprender todo lo posible sobre el mundo humano y sus habitantes. La noche, más aún si está completamente oscura. No tiene nada en contra de la luna o las estrellas, solo prefiere la oscuridad. Dar ordenes y que obedezcan. Tambien le gusta que le teman. Leer, ver películas y televisión, aunque prefiere los libros, ya que las descripciones lo ayudan mucho a entender varias cosas, principalmente cómo son los sentimientos. La naturaleza, disfruta mucho cuando está rodeado arboles o montañas y suele darle ganas de correr o trepar. La mantequilla de maní, es lo único que come pues fue lo primero que probó y ni siquiera se molestó en variar su dieta o probar cosas nuevas. Los animales pequeños, generan en él una sensación de desprotección. Jamás lo admitirá. Le gustan los climas frios y la lluvia, o mas bien el agua en general. La música, ha desarrollado un cariño especial por la misma.
x Odios x
Que no le hagan caso, que no respondan sus preguntas o lo hagan de forma vaga. No comprender algo. El sol y su calor, aunque tiene que tolerarlo pues sino solo se quedaría en el departamento. La corrupción y los vicios de los humanos; la gente que vende una imagen por otra, ya que por ese motivo jamás terminará de comprenderlos. Estarse quieto demasiado tiempo o hacer siempre lo mismo, pues se aburre con facilidad. El silencio absoluto.
x Historia x
¿Has oído alguna vez mencionar a Barghest? ¿No? Probablemente tu abuelita o alguien que hayas visto agonizante haya murmurado ese nombre antes de morir, y simplemente lo tomaste como un simple balbuceo sin sentido.
Muchas son las versiones del origen de esta criatura; pero la más común es que emergió del rincón más oscuro del inframundo. Dificil es saber su verdadera forma, puesto que nadie se atreve a verlo por más de un segundo, pero la versión popular es que se trata de un lobo negro rodeado de un aura turbia y espectral, con unos ojos rojos asesinos que te calan los huesos y una sonrisa que nadie jamás ha logrado describir, siendo tan aterradora que intentar recordarla te lleva al borde de la demencia.
Dicen que se aparece en las noches, y que sin importar si cierras las puertas y trabas todas las ventanas, él entrará, pues es un ser que no conoce los límites de lo material. Su aparición anuncia la muerte, y volverá a por ti para quedarse con tu alma. Algunos dicen que para comerla, otros que solo es el encargado de guiarla al más allá. Sea como sea, no importa si gritas, no importa si corres, pues una vez que el Barghest te encuentra y te sonríe… tu fin está cerca.
Capturar almas y llevarlas al más allá, capturar almas y llevarlas al más allá… Eso es lo único que Barghest recuerda haber hecho durante toda su “vida”, si es que eso podía ser considerado una vida. Y es que como Shinigami, esa era su misión, y no había otra cosa que pudiera hacer. Quizas para algunas personas, el trabajo de un shinigami resultaría tentador, pero cuando lo llevas haciendo durante tantos siglos y no conoces otra cosa, se vuelve algo absolutamente tedioso e insoportable.
Era algo habitual para él ver el sufrimiento de las personas y jamás se había molestado en preguntar nada sobre su anterior vida a las almas que transportaba al más alla, y ellas por lo general tampoco le hablaban al ver que él no respondía. Recordaba a la perfección aquella única alma que se había atrevido a hablarle a pesar de su silencio, y preguntarle sobre su vida, a lo que Barghest habría respondido que recoger almas era lo único que conocía. Fue en ese momento en que el alma de aquel joven comenzó a hablarle de sus experiencias, de lo maravilloso que era la vida, sus amigos, la mujer que amaba y todo lo que eso le provocaba.
Incluso varias horas después de transportar aquella alma, se quedó pensando en todo lo que le había dicho. Vivir… sonaba como una aventura estupenda, algo que jamás experimentaría permaneciendo allí. Fue por eso que se le ocurrió una idea un tanto descabellada: Escaparía de allí, dejando de lado su trabajo y sus responsabilidades sin avisarle a nadie, y viviría en el mundo humano. Por supuesto que para eso, primero necesitaba el recipiente que contuviera su existencia.
Su candidato no tardó en aparecer; un joven de aproximadamente 19 años, estudiante de medicina, quien miraba su celular distraídamente mientras cruzaba la calle, sin darse cuenta del auto que se acercaba a toda velocidad doblando la esquina y que no tuvo oportunidad de frenar antes de dar contra él.
El cambio fue rápido, como quitar una flor marchita de un florero y reemplazarla por otra nueva y fresca. El grupo de gente aterrorizada y un tanto morbosa que rodeó su cuerpo tendido en el suelo no salió de su asombro al ver como el joven se levantaba del suelo como si nada hubiese sucedido. No parecía herido, a pesar de que había rastros de sangre en el piso. Algunos comenzaron a decir que era un milagro. Otros, que era un demonio.
Poco caso les hizo él, quien se alejó de la muchedumbre. Un sujeto lo siguió para entregarle unas cuantas cosas, entre ellas su billetera con sus documentos dentro. Miró con curiosidad aquel pequeño librito de papel que decía su nuevo nombre, edad y dirección, y luego volvió a mirar al sujeto que se lo entregó quien, al verlo tan perdido, se ofreció a llevarlo hasta su casa.
Unas cuantas semanas pasaron desde su aparición en el mundo humano, tiempo en el cual consiguió entender algunas cosas, aunque tenía la impresión de que, por su cuenta y sin que alguien le explicara las cosas, no conseguiría mimetizarse con los humanos jamás.
x Datos extras x
Puede volver a su forma de shinigami a su voluntad, o solo cambiar el color de sus ojos a rojo.
x Imágenes x
Apariencia humana
(Joe Black)
Apariencia Shinigami
(Barghest)
•• Información del físico:
Nombre real: Araragi Koyomi
Anime/Manga/Videojuego del que procede: Bakemonogatari
Joe Black, Joseph Black, el can del infierno (Y su traducción en diferentes idiomas)
x Nombre real x
Barghest
x Edad x
En su cuerpo humano, 19 años. Realmente desconoce su edad, pero lleva varios siglos.
x Empleo x
Estudiante de medicina
x Raza x
Shinigami
x Sexo x
Hombre
x Tendencia sexual x
Heterosexual
x Descripción Física x
Apariencia humana
Su altura alcanza el metro setenta y ocho, siendo un muchacho de musculatura trabajada, sin llegar a un exceso. Su cabello color negro le cae lacio hasta la nuca, un tanto más largo por detrás, donde casi le roza los hombros y varios mechones de cabello le cubren la frente y parte del rostro; varias veces su ojo izquierdo se ve completamente cubierto por su cabello. Su tez pálida da contraste a sus ojos gris oscuro de mirada analítica y curiosa. Quienes lo han visto sonreir, aseguran que sus colmillos son un tanto más desarrollados de lo normal, pero ese suceso no es normal que suceda, ya que solo brinda medianas sonrisas a labios apretados. Gusta de vestir ropa holgada como playeras sueltas, sudaderas y jeans, jamás saliendo de los colores negro, gris o blanco. Suele mantener su rostro en las sombras colocándose la capucha de la sudadera que esté vistiendo.
Apariencia Shinigami
Los seres humanos suelen imaginarse a los shinigamis como monstruos horripilantes, esqueletos, o hasta similares a cualquier persona que pueda uno ver deambulando las calles. Lo cierto es que existen de todos los colores y formas. En este caso en particular, se trata de un shinigami con apariencia animal, más específicamente un lobo de pelaje negro y ojos rojos brillantes. Podría confundirse sencillamente con un lobo común y corriente, si no fuese por su aura espectral y el hecho de que puede hablar no mediante su boca, sino más bien telepáticamente, eligiéndo él quien puede o no oírlo.
x Descripción Psicológica x
Para
Solo en ese aspecto podría asemejárselo con un niño, ya que carece por completo de actitudes infantiles o aniñadas. Suele ser serio y callado, limitándose a hablar solo cuando quiere la respuesta a algo. Del otro lado de la puerta al mundo humano, los shinigami no tienen la posibilidad de experimentar los sentimientos, y por eso mismo poco saben de ellos. Pues son por excelencia una de las cosas más difíciles de explicar si jamás lo has sentido. Los shinigamis entre sí solo compiten por la recolección de almas, y rara vez se relacionan. Dicho esto, no conoce la amistad o la simpatía, ni mucho menos el amor, sentimiento por el cual está intrigado sobre todo.
Tiene problemas para relacionarse, por todo aquello mencionado anteriormente. Cualquier tipo de contacto con un humano inicia en él un proceso mental de reconocimiento de la situación, y pasos a seguir que para cualquiera sería algo automático, como saber por ejemplo la diferencia entre un golpe amistoso en el hombro y uno violento con la finalidad de hacer daño, o lo que las diferentes formas de expresarnos pueden hacer a la diferencia en una conversación. Es necesario tenerle paciencia en ese sentido, ya que hasta que se acostumbre a responder correctamente a cada situación, podría dar una respuesta agresiva a un regalo que en verdad le gustó, o ponerse a hablar en plena función de cine. Para su fortuna, es inteligente y aprende rápido, y su extrema fascinación por entender todo es lo que lo motiva a no rendirse.
Al relacionarse, comprende que su carácter es un tanto tosco, y hasta primitivo, pues tiene poco tacto y gruñe en cuanto algo no le agrada y en general le agradan pocas cosas. Que sea curioso no significa que sea efusivo al respecto, sino más bien que desde su silencio observará todo e intentará resolverlo por su cuenta, preguntando solo cuando no encuentra una solución o se cree convencido de que sus suposiciones son ciertas.
Tiene un carácter altanero en cuanto a los seres humanos y otras criaturas se trata, pues considera que como es él quien captura sus almas luego de muertos, son seres inferiores. Es mandón, y suele dar ordenes y exigir cosas, como si todos a su alrededor estuviesen allí para complacerlo y debiesen de temer que él capturara sus almas sin que fuera su hora de partir.
Dado que jamás se ha relacionado demasiado con nadie desde su estadía en el mundo humano, no le ha tomado cariño a nadie ni mucho menos se ha enamorado, y hasta él mismo se sorprendería de saber que cuando lo haga, se convertirá en alguien celoso, y algo posesivo, que querrá aprender a demostrar cariño solo para aquella que sepa conquistarlo.
x Gustos x
Aprender todo lo posible sobre el mundo humano y sus habitantes. La noche, más aún si está completamente oscura. No tiene nada en contra de la luna o las estrellas, solo prefiere la oscuridad. Dar ordenes y que obedezcan. Tambien le gusta que le teman. Leer, ver películas y televisión, aunque prefiere los libros, ya que las descripciones lo ayudan mucho a entender varias cosas, principalmente cómo son los sentimientos. La naturaleza, disfruta mucho cuando está rodeado arboles o montañas y suele darle ganas de correr o trepar. La mantequilla de maní, es lo único que come pues fue lo primero que probó y ni siquiera se molestó en variar su dieta o probar cosas nuevas. Los animales pequeños, generan en él una sensación de desprotección. Jamás lo admitirá. Le gustan los climas frios y la lluvia, o mas bien el agua en general. La música, ha desarrollado un cariño especial por la misma.
x Odios x
Que no le hagan caso, que no respondan sus preguntas o lo hagan de forma vaga. No comprender algo. El sol y su calor, aunque tiene que tolerarlo pues sino solo se quedaría en el departamento. La corrupción y los vicios de los humanos; la gente que vende una imagen por otra, ya que por ese motivo jamás terminará de comprenderlos. Estarse quieto demasiado tiempo o hacer siempre lo mismo, pues se aburre con facilidad. El silencio absoluto.
x Historia x
¿Has oído alguna vez mencionar a Barghest? ¿No? Probablemente tu abuelita o alguien que hayas visto agonizante haya murmurado ese nombre antes de morir, y simplemente lo tomaste como un simple balbuceo sin sentido.
Muchas son las versiones del origen de esta criatura; pero la más común es que emergió del rincón más oscuro del inframundo. Dificil es saber su verdadera forma, puesto que nadie se atreve a verlo por más de un segundo, pero la versión popular es que se trata de un lobo negro rodeado de un aura turbia y espectral, con unos ojos rojos asesinos que te calan los huesos y una sonrisa que nadie jamás ha logrado describir, siendo tan aterradora que intentar recordarla te lleva al borde de la demencia.
Dicen que se aparece en las noches, y que sin importar si cierras las puertas y trabas todas las ventanas, él entrará, pues es un ser que no conoce los límites de lo material. Su aparición anuncia la muerte, y volverá a por ti para quedarse con tu alma. Algunos dicen que para comerla, otros que solo es el encargado de guiarla al más allá. Sea como sea, no importa si gritas, no importa si corres, pues una vez que el Barghest te encuentra y te sonríe… tu fin está cerca.
Capturar almas y llevarlas al más allá, capturar almas y llevarlas al más allá… Eso es lo único que Barghest recuerda haber hecho durante toda su “vida”, si es que eso podía ser considerado una vida. Y es que como Shinigami, esa era su misión, y no había otra cosa que pudiera hacer. Quizas para algunas personas, el trabajo de un shinigami resultaría tentador, pero cuando lo llevas haciendo durante tantos siglos y no conoces otra cosa, se vuelve algo absolutamente tedioso e insoportable.
Era algo habitual para él ver el sufrimiento de las personas y jamás se había molestado en preguntar nada sobre su anterior vida a las almas que transportaba al más alla, y ellas por lo general tampoco le hablaban al ver que él no respondía. Recordaba a la perfección aquella única alma que se había atrevido a hablarle a pesar de su silencio, y preguntarle sobre su vida, a lo que Barghest habría respondido que recoger almas era lo único que conocía. Fue en ese momento en que el alma de aquel joven comenzó a hablarle de sus experiencias, de lo maravilloso que era la vida, sus amigos, la mujer que amaba y todo lo que eso le provocaba.
Incluso varias horas después de transportar aquella alma, se quedó pensando en todo lo que le había dicho. Vivir… sonaba como una aventura estupenda, algo que jamás experimentaría permaneciendo allí. Fue por eso que se le ocurrió una idea un tanto descabellada: Escaparía de allí, dejando de lado su trabajo y sus responsabilidades sin avisarle a nadie, y viviría en el mundo humano. Por supuesto que para eso, primero necesitaba el recipiente que contuviera su existencia.
Su candidato no tardó en aparecer; un joven de aproximadamente 19 años, estudiante de medicina, quien miraba su celular distraídamente mientras cruzaba la calle, sin darse cuenta del auto que se acercaba a toda velocidad doblando la esquina y que no tuvo oportunidad de frenar antes de dar contra él.
El cambio fue rápido, como quitar una flor marchita de un florero y reemplazarla por otra nueva y fresca. El grupo de gente aterrorizada y un tanto morbosa que rodeó su cuerpo tendido en el suelo no salió de su asombro al ver como el joven se levantaba del suelo como si nada hubiese sucedido. No parecía herido, a pesar de que había rastros de sangre en el piso. Algunos comenzaron a decir que era un milagro. Otros, que era un demonio.
Poco caso les hizo él, quien se alejó de la muchedumbre. Un sujeto lo siguió para entregarle unas cuantas cosas, entre ellas su billetera con sus documentos dentro. Miró con curiosidad aquel pequeño librito de papel que decía su nuevo nombre, edad y dirección, y luego volvió a mirar al sujeto que se lo entregó quien, al verlo tan perdido, se ofreció a llevarlo hasta su casa.
Unas cuantas semanas pasaron desde su aparición en el mundo humano, tiempo en el cual consiguió entender algunas cosas, aunque tenía la impresión de que, por su cuenta y sin que alguien le explicara las cosas, no conseguiría mimetizarse con los humanos jamás.
x Datos extras x
Puede volver a su forma de shinigami a su voluntad, o solo cambiar el color de sus ojos a rojo.
x Imágenes x
Apariencia humana
(Joe Black)
- Spoiler:
Apariencia Shinigami
(Barghest)
- Spoiler:
•• Información del físico:
Nombre real: Araragi Koyomi
Anime/Manga/Videojuego del que procede: Bakemonogatari
Quería saber si era posible que cambiaran mi username a Joe Black, puesto que intenté registrarme así y no me lo permitió, incluso cuando revisé si ya existía otro usuario con ese nombre y no lo encontré, por lo que me ví en la obligación de escribirlo sin espacio en el medio.
JoeBlack- Shinigami|Vendedor M.N.
- Nº Envíos : 83
Ocupación : Estudiante de Medicina.
Re: ¿Conoces a Joe Black?
ACEPTADA Y CERRADA.
Si requieres una residencia, lee este apartado:
https://dangerouslove.foroes.org/t21-peticion-de-hogares.
Si utilizas la sección de "se busca", no se te olvide leer las reglas:
https://dangerouslove.foroes.org/t28-normas-de-la-seccion
Se te cambiará cuando se te ponga color.
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Se te cambiará cuando se te ponga color.
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